Todavía estaba allí, cuando el dinosaurio despertó.
Parece contradicción que una simple frase, que pudiera ser parte de la parte de un cuento infantil, de para tan complejos análisis; pero ya se sabe que, los sueños de la razón producen monstruos.
Este pequeño cuento es como el aroma de una flor extraña; nos trae recuerdos desconocidos y nos lanza a pensamientos movedizos. Nada hay seguro. Todo son elucubraciones.
El monstruo, deseo incomprendido, permanece siempre. Ocultarnos de él no significa que desaparezca, nos esta esperando tras los atisbos de conciencia.
Cada uno tiene sus propio dinosaurios y los tratamos con una emoción personal e intransferible (miedo, resignación, ilusión ...) que varía según nuestro conocimiento sobre él; afecta nuestra vida de forma profunda y superficial, aunque no lo sepamos.
Este dinosaurio no es más que nuestro pensamiento, la obligación de cumplir un deber.
Y tú, ¿tienes dinosaurios?
miércoles, 23 de abril de 2008
cuando despertó, aun tenía sueño
Felices sueños y un alegre despertar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario