Después de leer sus cuentos orientales una visión sobre el amor me sobrecoge: la pasión (entrega) da placer y el amor (sacrificio) dolor.
Y otra sobre la felicidad: la menor alteración la destruye.
Y una conclusión: hay que estar siempre atento para mantenerse en paz.
Salugría.
Y otra sobre la felicidad: la menor alteración la destruye.
Y una conclusión: hay que estar siempre atento para mantenerse en paz.
Salugría.
6 comentarios:
Tú comentario me ha intrigado, por lo que este finde me voy a poner con "cuentos orientales" parece un buen libro por lo q dices. Sigue así..
Me asusta estar siempre atenta para mantenerme en paz, pero si lo pienso bien, tienes razón
Espero que sientas el cosquilleo de la intriga y te diviertas mucho
Yo también me estremezco cuando siento que ocurren cosas que no he visto ni venir siqueira, pero debo seguir estando atento; incluso para disfrutar lo que me ocurra. Así que !Ojo avizor!
Hay mucho perfume a Zen en la actitud del viejo Wang-Fô y no deja de congratularme que el descreído Serafín (permíteme el adjetivo) camine por la senda de vivir la vida cotidiana de manera consciente, por la senda del aquí y el ahora.
Citando a otro de esos viejos maestros -que no enseñan nada a sus jóvenes discipulos- cuando le preguntaron sobre la naturaleza del zen, contesto:
"Al caminar, simplemente camina,
al sentarte, simplemente siéntate, por encima de todo, no te tambalees".
y aún otra historieta:
otro maestro, cuando le preguntaron:"Tenemos que vestirnos y comer cada día, ¿cómo escapar de eso? replicó: "Nos vestimos, comemos..."
"No lo entiendo", replicó el discípulo. "Pues si no lo entiendes, vístete y come".
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