miércoles, 14 de febrero de 2007

el amor de Marguerite

Después de leer sus cuentos orientales una visión sobre el amor me sobrecoge: la pasión (entrega) da placer y el amor (sacrificio) dolor.
Y otra sobre la felicidad: la menor alteración la destruye.
Y una conclusión: hay que estar siempre atento para mantenerse en paz.
Salugría.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú comentario me ha intrigado, por lo que este finde me voy a poner con "cuentos orientales" parece un buen libro por lo q dices. Sigue así..

Anónimo dijo...

Me asusta estar siempre atenta para mantenerme en paz, pero si lo pienso bien, tienes razón

Serafín dijo...

Espero que sientas el cosquilleo de la intriga y te diviertas mucho

Serafín dijo...

Yo también me estremezco cuando siento que ocurren cosas que no he visto ni venir siqueira, pero debo seguir estando atento; incluso para disfrutar lo que me ocurra. Así que !Ojo avizor!

Henrique Boton dijo...

Hay mucho perfume a Zen en la actitud del viejo Wang-Fô y no deja de congratularme que el descreído Serafín (permíteme el adjetivo) camine por la senda de vivir la vida cotidiana de manera consciente, por la senda del aquí y el ahora.
Citando a otro de esos viejos maestros -que no enseñan nada a sus jóvenes discipulos- cuando le preguntaron sobre la naturaleza del zen, contesto:
"Al caminar, simplemente camina,
al sentarte, simplemente siéntate, por encima de todo, no te tambalees".

Henrique Boton dijo...

y aún otra historieta:
otro maestro, cuando le preguntaron:"Tenemos que vestirnos y comer cada día, ¿cómo escapar de eso? replicó: "Nos vestimos, comemos..."
"No lo entiendo", replicó el discípulo. "Pues si no lo entiendes, vístete y come".