viernes, 8 de junio de 2007

esperando que es gerundio

Acostumbrados a las racionales y ya masticadas tramas de presentación, nudo y desenlace, se nos hace de difícil digestión el esfuerzo de entender y concluir el llamado “teatro de lo absurdo”. La supuesta falta de esencia se cubre de una capa de superficial apariencia que oculta la visceral angustia de los personajes, no descubriendo hasta el segundo y repetitivo acto las emociones básicas del ser humano: soledad, esperanza, miedo, dolor, sorpresa ...
Mientras esperamos lo desconocido nos distraemos con la novedad y nos alegramos de reencontrar lo vivido. La falta de memoria (aparente y ocasional) ayuda a vivir la desidia y el aburrimiento de la espera, lo absurdo de una situación desconocida no existe.
Alguna de las claves encontradas: culpar las circunstancias y olvidar el problema, ¿creer es de tonto?, ¿sin creencia, inseguridad?, necesidad de compañía en el desamparo y la desesperación, suplicamos que la solución venga de fuera para no culparnos por la responsabilidad de la equivocación, necesidad de entender el destino, la distracción del placer o dolor pierde el avance hacia lo deseado, necesidad de reconocimiento (egolatría e individualidad), necesidad de una relación dominante / dominado con su entrega a la importancia / obediencia, a la sombra del poderoso vive tranquilo el fiel esclavo, del que tiene se espera calmar la necesidad, la arrogancia del ritual da sentido al vacío contenido, del temor a la curiosidad pasa el encadenado a las circunstancias, sumiso es el necesitado, me consuelo en el desconsolado, usar a los demás como diversión no calma la propia frustración, sentirse necesitado reconforta al desocupado, necesitamos el halago que nos lleva a la ridícula crueldad, cuando pasa la distracción continua la obligación...; cuando se ve, lo absurdo es un universo desconocido.
Y para terminar unos poemillas:
“ La falta de conciencia y memoria / hace soportable el continuo errar / del perpetuo esperar, / el imitar situaciones vividas / por no saber vivir las sentidas, / la inutilidad de la cambiante jornada / que fortuna y miseria procura / al ser del loco deambular. “
“Repetición de la evasión / que no encuentra la ocasión / de tener el corazón / de tomar la decisión.”
Consalugría, vuestro, errante y herrado

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