lunes, 29 de enero de 2007

de un amigo común

Govinda me hizo llegar, ya hace unos días, estas notas de “El regreso de los dioses” de Fernando Pessoa que sirven para abrir la sala 22: educación para estoicos.

“Los dioses no han muerto: lo que ha muerto ha sido nuestra visión de ellos. No se han ido: hemos dejado de verlos. O hemos cerrados los ojos o una niebla se ha interpuesto ente ellos y nosotros. Continúan existiendo, viven como han vivido, con la misma divinidad y la misma calma.


Hablamos mucho, y con hipocresía, de nuestro sentimiento de la belleza antigua y de las civilizaciones madres de la nuestra, que fueron paganas. Pero no tenemos el alma griega ni el alma romana. Los amamos de perfil, incorpóreamente. Nada del alma antigua hay en nosotros o está con nosotros. Nuestra ansia de belleza clásica es totalmente cristiana en su furia de perfección, en su desasosiego.

El sentimiento que llevamos, para amarlos, hasta el pedestal de las estatuas helénicas es un insulto a ellos. Amamos la belleza excesivamente: los griegos no la amaron así. Pero su sentimiento poseía la calma de la claridad con que veían. Ver muy claramente perjudica al sentir demasiado. Y los griegos veían muy claramente. Por eso sentían poco. De ahí su perfecta ejecución de la obra de arte. Para ejecutar la obra de arte con perfecta perfección es preciso no sentir excesivamente la belleza que se va a esculpir. El arte griego era todo el equilibrio y (...). Era el arte de quien veía sabiendo ver.”



”Bello es el combate y la esperanza es grande. Estas palabras de Platón deben ser el lema que nos guíe.

Somos Pocos, los suficientes para no ser ningunos, pero puede ser que mañana vengan a nuestro encuentro aquellos a quienes hablamos la lengua olvidada de la civilización.

La senda que proponemos es todavía más estrecha que la que el Cristo proponía a los que deseaban seguirle. Por una ironía natural de las cosas, nosotros, aunque en otro sentido, podemos decir a los hombres que aquellos que quieran seguirnos, tienen que dejar el mundo. Pero es el mundo moderno, equivocado como está, el que deben abandonar.”

Fernando Pessoa

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